He llegado, inexorablemente, a competir con el negro en sus matices, en las tonalidades que me ofrece su registro, tal como las posibilidades de la desgracia plantean su insistente aparición en la existencia de las personas.
Es sorprendente cómo el brillo de la luz comprende un matiz oscuro que engrandece, sin remedio, el poder de una zona matizada hasta el extremo en detalles de intensidad del color de la pena, de la tristeza y del sufrimiento: el negro. El resultado de la catarsis del tormento es la inmersión de mi condición de artista hasta las profundidades de la parte trasera de la obra que os enseño, que representa el vigor del desconsuelo del ser humano frente a su lucidez y su gallardía, que os muestro en primer plano con la zona de la construcción en mármol.
Mi arte adopta la vía de la técnica pesimista, es el arte del dolor intenso creado y asimilado como propio y como deseado, sin renegar de su carácter grave, serio y frugal. Me complace, lo saboreo y lo que es más decisivo en mi posibilidad de crear: lo ambiciono...
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